Desde la década de 1940, María Lefebre comenzó a desarrollar una intensa actividad periodística, incluyendo la edición de una revista y la colaboración en diversos medios escritos de la época, coincidiendo con la muerte de su segundo esposo, Ramón Rodríguez Pery-Echart. Este periodo marcó el inicio de una nueva etapa en la vida de María, caracterizada por una mayor apertura al mundo y una intensa vida social, intelectual y profesional.
No contamos con información precisa sobre la fecha en que María comenzó a practicar la cartomancia. Sin embargo, al cruzar distintos datos biográficos y comentarios en publicaciones de la época, así como testimonios de personas que la conocieron, podemos afirmar que su mazo de cartas nació en algún momento de la segunda mitad de la década de 1940. Se cuenta en la familia que María recortó imágenes de revistas y periódicos, y utilizando la técnica del collage, diseñó su primer mazo de cartas, con el que realizó lecturas durante mucho tiempo. Alejandro Jodorowsky, en su libro La vía del Tarot y posteriormente en La danza de la realidad, relata que María, a sus sesenta años, ya leía sus propias cartas. Citemos algunos fragmentos que ilustran la historia de su tarot:
"En 1950, gracias a Marie Lefebre, tuve mi primer encuentro con ese lenguaje óptico que es el Tarot [...]. La Lefebre había dibujado ella misma sus 78 cartas. En lugar de copas, espadas, bastones y oros, barajaba sopaipillas (oros), calabazas de mate (copas), Shivalingams, sexos masculino y femenino formando una unidad (bastones) y ojos dentro de un triángulo (espadas). Recuerdo algunos de sus arcanos mayores: en lugar del Emperador y la Emperatriz, había un huaso y una hermosa ranchera. La Papisa era una machi mapuche. El Mundo, un mapa de Chile. A pesar de la ingenuidad de esta baraja, ella, con su lenguaje tan chileno contrastando con su pronunciación tan francesa, hacía lecturas de una precisión psicológica sorprendente. A mí, que sin sentirme pobre, había eliminado el dinero de mi vida, subsistiendo a la aventura, enfrascado en el presente, sin plantearme para nada el mañana, me vaticinó cientos, miles de viajes por todo el planeta. Me costó creerle y, sin embargo, su predicción se realizó. A Carlos Faz, un pintor de talento excepcional, le dijo: '¡Nunca viajes por mar!'. Un año más tarde, yendo a Estados Unidos, y habiéndose prohibido a los pasajeros, en Ecuador, bajar, Carlos, ebrio como siempre, saltó del barco al muelle, calculó mal la distancia, cayó al agua y se ahogó. Tenía 22 años. Esta señora fue para mí un ejemplo de generosidad, de libertad, de sutileza. A Faz no le dijo que se iba a ahogar, lo que se habría convertido en una orden de suicidio (la mente tiende a realizar las predicciones), sino que le advirtió de un peligro, dejándole la posibilidad de enfrentarlo o no."(1)
Es evidente que en este relato hay cierta mezcla de ficción literaria con la realidad: Lefebre nunca tuvo acento francés, y el mazo que describe de 78 cartas probablemente era una versión hecha a mano, precursora de su mazo definitivo. No obstante, su relación con la cartomancia y la exploración con sus propios arcanos reflejan a una María que ya en ese tiempo poseía la capacidad de la videncia.
SOLICITAR MAZO DEL ORÁCULO/TAROT LEFEBRE
Si bien Jodorowsky, en su libro La vía del Tarot (2), señala que estos episodios ocurrieron durante los años 40, en La danza de la realidad afirma que fue en 1950. Con todo, María Lefebre y su tarot ya habían comenzado a existir en la escena cultural chilena.
Durante esos años y posteriormente, algunos personajes de la intelectualidad chilena, como Mario Ferrero en su libro Escritores a Trasluz (3), relatan experiencias con María. Ferrero dedica un capítulo completo a María, comentando que en su momento ella le leyó el tarot a una gitana y luego al campamento completo. Esto es ratificado por el escritor Andrés Sabella, quien narra:
"Te veo la 'sorte' paisana". María volvió la cara a la gitana, sonriéndole, hechizándola con sus ojos que descubrían el doble fondo de la tierra y del hombre, y le gritó, mandándola: '¡¿Qué vas a verme tú la suerte a mí?! ¡Dame tu mano! ¿Sabes quién te habla?: María Lefebre!'. La gitana, vencida, escuchó 'su suerte' ante aquella maestra, y cuando María terminó sus vaticinios, le pasó un billete de diez pesos: '¿Pueden venir los de la tribu?' -preguntó respetuosa. María, con solemnidad, fijó horas de atención a los gitanos y una tarifa. Durante más de un mes comimos agradecidos del azar, que bien podría llamarse María Lefebre."(4)
Sabella también menciona que, mientras María estaba enferma en un hospital, ideó acortar el tedio inventando un naipe. Al salir restablecida, lo confió a un dibujante, y luego lo llevó a la imprenta de los padres claretianos, ordenando su confección. Aunque hubo un error en el presupuesto, la imprenta decidió seguir adelante con la impresión, considerando el bajo precio un "milagro del Padre Claret". En ese caso, Sabella habla de la primera versión impresa, y probablemente la única que vio la luz en esa época. Los dibujos fueron plasmados por los Hermanos Villalobos en "Taller Claret". Sabella no menciona el año exacto en que se produjo esa impresión.
Testimonios sobre María Lefebre y su tarot son variados e informativos respecto a la historia del mismo. A los anteriores habría que sumar los de Enrique Lafourcade, Estella Díaz Varín, y aquellos que declaran haberse iniciado en la cartomancia con ella, como el mismo Alejandro Jodorowsky, Jaime Hales y Pedro Engel, así como comentarios de otros destacados tarotistas jóvenes como Álvaro Santi, quienes reconocen a María Lefebre como una gran maestra.
No contamos con la fecha de una primera edición impresa del Tarot Lefebre. Sin embargo, por la información obtenida de diversas fuentes, se afirma que ésta apareció durante la década de 1960. Desde entonces, la cantidad de cultores ha ido en aumento. Año tras año, compartimos el mazo con personas especiales que se acercan por diferentes vías, generalmente tarotistas avanzados que, al conocer la información, se conectan con este particular mazo.
En nuestro caso, aunque siempre supimos de su existencia, no fue hasta mediados de los años 2000 cuando una compañera, al ver las cartas en mis manos, comentó: "Me pareció increíble. Ella [una amiga suya] tomaba el teléfono y sostenía el auricular con el hombro mientras hablaba con su novio. Con las manos libres, tiraba las cartas insistentemente. Ella le hacía preguntas, y por cada respuesta del novio, lanzaba varias cartas a la mesa... me impresionó ver una baraja usada con esa intensidad y confianza".(5)
Si tienes información sobre la historia de esta maravillosa baraja, estaremos encantados de recibirla por email o directmente en nuestro whatsapp.
Referencias:
- La danza de la realidad, Alejandro Jodorowsky, página 265. Editorial Debolsillo, 2005.
- La vía del Tarot, Alejandro Jodorowsky, páginas 16-17. Editorial Grijalbo, Primera Edición, 2004.
- Escritores a Trasluz, Mario Ferrero, 2016.
- "María Lefebvre" [artículo] / Andrés Sabella. Ercilla (Revista: Santiago, Chile), no. 1939 (sept. 13, 1972), p. 44. Biblioteca Nacional Digital de Chile.
- Lissa Gianini, Profesora de Arte.