Anécdotas Biográficas

Eran los recordados años de las famosas fiestas estudiantiles organizadas por la Federación de Estudiantes del año veinte. Pepe Martínez, por entonces era el alma y alegría de las veladas bufas y del circo universitario.

Pepe no sólo era un consumado actor en los escenarios, sino que también un gran elemento circense. Unida a su gracia inimitable de tony, estaba el saltimbanqui nato. Lo mismo daba saltos mortales en el aire como amaestraba animales a la “alta escuela”, y aún le sobraba tiempo para hacer el “hombre de goma” y el trapecista.

Ese año, pocos días después de las fiestas, ya integrado a sus estudios, aparecieron por las aulas universitarias dos personajes extranjeros del conocido circo Santos y Artigas, de fama mundial.

El señor Santos, sin muchas ceremonias, fue al grano:

Lo buscamos - le dijo - para que firme un contrato con nuestro circo. Vamos en una gran gira y deseamos llevarlo como artista nuestro. Lo hemos visto actuar y sin ningún reparo lo calificamos el tony más perfecto del mundo. Nadie como usted alcanza su multiplicidad. Es usted un tony completo. ¡Diga! ¿Cuánto quiere ganar en dólares?. Partimos la próxima semana.

Pepe se quedó como quien ve visiones. Y, claro está, se negó a aceptar el contrato. El hombre estaba de novio y esto significaba que al amor le cortarían sus alas.

Señor Martínez – insistió el empresario- aquí tiene un contrato en blanco, ponga usted la cantidad que quiere ganar. Yo no me voy sin que usted me lo firme.

Pepe siguió en su negativa alegando que deseaba ser arquitecto. Ellos repusieron: ¿Arquitecto? ¡Usted es tony!... ¿Para qué quiere ser arquitecto...?

Finalmente el señor Santos, se despidió con estas palabras:


- ¡Usted no llegará a ser nunca tan buen arquitecto como siendo el mejor tony del mundo!