Anécdotas Biográficas

A raíz de los funerales de Carlos Canut De Bon, escultor, un grupo de amigos nos fuimos al “Quitapena”, cerca del cementerio. Roco estaba silencioso, medio tumbado sobre el mesón, bebía sus copas “al seco”.

Cuando nos retirábamos del establecimiento, costó sacarlo del sueño en que estaba sumido, se había dormido apretando el vaso hasta romperlo. Gruesas gotas de sudor surcaban su pálida frente, y, como saliendo de una horrible pesadilla, gritó:


- Mierda... mierda... ¡No somos más que mierda!