Artículos de Opinión

En Tomé me encontré con Carlos Dorlhiac, que caminaba en compañía de un amigo, aperados de cajas de pintura, pisos plegables y quitasoles. Los acompañé hasta Dichato, por un camino sombreado de árboles y pintorescos chalequitos.
Asomada a un balcón, nos llamo una señora: - ¡Por favor!, Pasen un momentito -. Desde la puerta nos invito con señas a que nos acercáramos; nosotros nos sentimos agradecidos y le expresamos que regresaríamos.

Carlos emocionado, comento: - “Que cariñosa es la gente de acá, han visto que somos artistas forasteros y quieren festejarnos”.

El amigo Carlos, esperanzado, nos dijo: - Por favor, tengo un hambre terrible y mucha sed. Ya no aguanto más, ¡Aceptemos!.

La próxima invitación no tardó en llegar. Pasábamos frente a una hermosa residencia y nos salió al encuentro una empleada doméstica, quien sin preámbulos, nos dijo: - ¡Dice la señora que pasen!.

La seguimos contentos, desde la cocina llegaba un aroma a empanadas que deleito nuestro olfato. Se adelantó la mujer, y esperando nuestra entrada, cerró la verja con llave, dejándonos en el jardín. Entró a la casa y regresó trayendo unos paraguas, los que entregó a Dorlhiac, mientras éste la contemplaba estupefacto, y le dijo: ¡dice la señora que no le vaya a cobrar muy caro por los arreglitos!.

Este contenido es parte de los manuscritos del libro Puelche, que María Lefebre preparaba antes de su partida.

Para saber más, pincha aquí.

ADQUIRIR LIBRO PUELCHE

 

 

Secciones

Vida y Obra

Explorar

Puelche

Explorar

Sobre María

Explorar

Tarot Lefebre

Explorar