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PRÓLOGO
Por Hugo Baronti Barella
Algo de mí se fue con los letreros enlozados,
esos que inundaban los cielos del centro
con luces multicolores y tipografía romántica
De calle Bandera
Del Matadero
De los bares del puerto
De San Diego y la Estación.
Algo de mí se fue en una góndola,
en el tranvía de la Avenida Brasil.
En el último viaje en el tren marrón,
esos con maquinistas colgados
a las bocinas humeantes
anunciando el arribo
en Valparaíso, en Chillán
en las ciudades de los clubes sociales
esas con plazas y paseos con zapatos rojos
y vestidos de lunares flameantes
que jugaban coqueteando
con la briza del atardecer.
En aquellas ciudades de poetas pululantes
con maletas con libros autoeditados
cocidos a mano, dedicados,
ganadores del premio nacional.
Algo de mí se fue en los chambergos y las corbatas flotantes
El pantalón de terciopelo o el de “diablo fuerte”
el borlón, la capa
y el sombrero alón.
Algo de mí partió en el vapor Magallanes
y en el América.
A babor, pañuelos de encaje
y sombrillas floreadas, a estribor.
Leyendo la crítica literaria,
la sección más importante
del matutino local.
Algo de mí quedó en las comidas sureñas
con frutos de la estación.
Caldillos picantes.
Ajos lustrosos y tomates nevados
y lechugas cortadas en la noche,
esas, sorprendidas besando a la luna
para terminar alegrando ensaladeras
en la mesa del mantel cuadriculado
bajo el árbol testigo de nuestro amor.
Algo de mí quedó en el Café Iris
en las risas de El Cocodrilo
en las declamaciones del Huelén
En el par de ángeles gordos,
tinto y blanco, del Black and White.
En los bailes
sobre sillas y mesas del Shangay Lily.
En el recitar a gritos a los poetas franceses
en el Santa Lucía
en el puerto de nuestra infancia
y sobre la carreta de caballos con zanahorias
por la Alameda de las Delicias
del chacarero amable de la Vega Central.
Algo de mí quedó en la resaca de la mañana
gracias a la voluminosa Damajuana
y el vaso casi transparente,
que me hacía dibujar historias
en los muros de la ciudad
en la arena del litoral
en el papel martillado
por el golpeteo apasionado
de las teclas en mi Underwood.
Algo de mí quedó en las caminatas zigzagueantes
del Parque Forestal
Las que conducían inexorables
al subsuelo de nuestra bohemia
ese, de Ismael Valdés.
Ahí donde multiplicábamos sueños y peces
en el fogón mantenido por los dioses
para seres buscando una primera cena
o una última comunión.
Coloane, Mori, Ferrero, Sabella...
y tantos compañeros entrañables
que viajaron con la noche pura y dura,
esa, llena de estrellas
que iluminaban apacibles
el camino hacia mejor.
Algo de mí quedó arraigado en el alma
de los buscadores de la eternidad.
Si “todas las mañanas del mundo
son caminos sin retorno”,
Todas las noches del mundo
son el retorno a la libertad.
Algo de mí se fue con la historia
Y algo quedó en este lugar
En el que nací y renací
rodeada de duendes.
Viendo la suerte a los gitanos.
Iluminando el camino de los ángeles.
Consolando demonios arrepentidos.
Y haciendo poesía con magia
esa, la que solo se obtiene
cuando se vive viviendo
amparada en amor.
7 de Febrero de 2016
Creado el 2019-08-25 18:43:10
BAJO EL NAIPE DE LA SUERTE
Para María Lefebre
No te has ido todavía,
tu voz disuelve lo oscuro
y vuela en pos del futuro
tu inmensa sabiduría.
Ni con su astucia, María,
pudo ocultarte la muerte.
Tú no serás polvo inerte,
tú serás rima de poetas;
un misterio de planetas
bajo el naipe de la suerte.
Agustín Serrano Santiesteban
27 de enero de 2016
DATOS DEL AUTOR
(El Cerro de Uñas, Velasco, Cuba. 1958)
Poeta, narrador y escritor para niños. Finalista en el Segundo Premio VII Certamen de Poesía del Colectivo Ataecina, en Terrassa, Barcelona, España. Noviembre de 2010; Tercer Premio del II Concurso Internacional de Poesía “El mundo lleva alas” de la Editorial Voces de Hoy. Julio de 2010. Estados Unidos; Premio Finalista en poesía del Premio Platero de Cuento y Poesía del Club del Libro en Español de las Naciones Unidas en Ginebra. Junio de 2010. Suiza; Premio Internacional de Poesía Carta Lírica, USA 2000; Mención Honorífica del Concurso Internacional de Poesía Azahar de Cádiz, en España, 1999; Premio Nacional Cucalambé en décimas, Las Tunas 1996 y Premio Nacional Vicente Espinel, Holguín 1995, entre otros.
Ha publicado "Instantes en la memoria" Ediciones Holguín, 1995; "Sitios de la voz" Ediciones Sanlope, Las Tunas, 1997;”Había Otra Vez” literatura infantil 2001, “Confesiones del Inocente” Poesía. 2003 y “A corazón abierto” Décimas, 2012 y “La extraña brevedad” selección de decimistas velasqueños en 2014, ambos por Ediciones Comunidad, Holguín.
Poemas suyos han aparecido en varias antologías de Cuba y el extranjero y en publicaciones de Cuba, España, Argentina, Puerto Rico, México, Suiza, Francia y Estados Unidos.
Creado el 2016-01-29 20:47:26
Una noche para recordar y homenajear a la gran tarotista, periodista y animadora de la bohemia chilena del siglo XX, con motivo de su natalicio (7 de febrero de 1902). Ven a conocer a una de las mujeres más apasionantes del Chile de antaño.
> Presentación Libro Puelche de María Lefebre
> Lanzamiento del portal marialefebre.cl
> Presentación del nuevo Tarot Lefebre
> Lectura de Anécdotas de María Lefebre
> Micrófono abierto
> Fogón con "La Olla de María" (Olla Común)
> Poesía, música, ambiente para compartir.
Viernes 5 de febrero de 2016. Malaquías Concha 0162, Providencia, Santiago. 21:00 HRS. Adhesión: algo para la olla y/o algo líquido.
Opcional: Apúntate en Evento facebook.
Te esperamos.
Creado el 2016-01-16 01:49:59
Mirarte en fotografías… me hace volar, me hace pensar en toda tu vida, hasta en los ruidos que oías, mientras hacías las mil y una de cosas que más te apasionaba, la cual, una de ellas era escribir.
Ensoñadora, apasionada. Te dabas tiempo para todo y todos.
A veces, ni tú misma sabías cómo lo hacías. Siempre alegre, entregando un amor infinito, resolviendo desde la nada lo que hubiese que hacer.
Amante de la vida, desde ti misma, hasta tus hijos. Demasiado luchadora y emponderada, resuelta aunque pasaras por situaciones muy duras.
Nunca te has ido, sigues entregando tanto y haciendo de una vez por todas recalcar y relucir tu bella nobleza, entrega y amor por los demás.
Llegaste a mis manos, un día de enero del año 2012, entregándome toda tu sabiduría y conexión mágica y mística. No podía ser de otra forma.
Siempre hablando a través de mí, de tus naipes, a través de tu experiencia y sabiduría.
Cuántas veces te llamé, te pedí que me orientaras, que hablaras y me contaras sabiamente.
Enseñaste que la vida es un cuento, que nunca se pierde nada ni el más mínimo detalle al observar, las cosas que parecen ser más simples: ver volar una mariposa por ejemplo, hasta los cuestionamientos de la vida, de los cuales te llegaban siempre respuestas, enseñando que nunca se debe perder la intuición y que cada uno en su interior lleva un sabio, y que hay que saber oírse.
Creaste vida, energía, diste siempre luz y mucho amor. Dejaste tu legado infinito. Enseñaste con tus escritos que todo tiene su dosis de magia, que todos tenemos que contar algo importante.
Sacas de estructuras todo y hablando siempre con la verdad, sobre el pasado, presente y futuro con tu hermosa baraja de la suerte.
Te salías de lo estructurado, no te auto impedías ni permitías que nadie lo hiciera, nada te limitaba, ni tú misma.
Dabas el paso para llegar alto para que nada te frenara.
Te cuestionabas las cosas más allá de lo normal. Muy visionaria.
Enseñaste que lo que se cree no hay que abandonarlo, sino que desarrollarlo.
Cuando sentías las campanas de las iglesias, y los ruidos a lo lejos, desde tu casa, recordabas que había algo más que hacer. Escribir te llevaba a rumbos hermosos, inimaginables.
Hoy, desde tu casa en Barrio Lastarria te digo que tu legado ha llegado y llegará muy lejos.
Cerrando los ojos, aquí, me siento tomadita de tu mano, conversándome y contándome tantas historias y vivencias hermosas.
Llegaba mucha gente, siempre ayudando, respondiendo las inquietudes, tanto tuyas como de los demás.
Hoy, en la que era tu casa, hay un local llamado Le Fournil, aún se siente tu energía, y presencia latentes y de hecho, Solange, que trabaja en la cocina, me contó que ha sentido en ciertos lugares de acá abajo tu presencia, al igual que la de un hombre y un niño.
Son las 12:29, del día 07 de enero de 2016. Han pasado 114 años desde que naciste. Viviste todos tus sueños acá, logrando siempre con total alegría alcanzar tus metas.
Nunca sola, siempre acompañada y pese a necesitar cosas, nunca pedías u obligabas a que te dieran nada. Te gustaba que todo naciera y saliera con amor.
Viste nacer y crecer a muchos escritores, tarotistas, poetas, músicos, personas que hoy también te llevan con ellos, en su corazón y memoria.
Enamorada de la vida, misteriosa y atrayente.
Acá era un lugar de encuentro, donde la amistad y paz colmaba todos los rincones.
Guardas muchas cosas para ti en este lugar, tantas historias, todo un mundo muy contenedora, entregando amor y apoyo.
Barajo 7 veces tu naipe, en honor de los 7 planetas como tú decías, y corto en dirección a mi corazón, luego dispongo las 21 cartas para que todos reciban tu mensaje desde donde estás: Instas a amar a la familia, a no dejarse llevar por la impulsividad, a que todo conlleva a esforzarse, para resurgir en todo sentido.
La pasión lleva a la felicidad, al amor real, al compromiso, a nunca perder este foco, este fin, esta unión en todos los ámbitos de la vida.
Me pides que deje solito tu naipe un ratito contigo acá y lo haré.
Creado el 2016-01-16 01:37:56
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Creado el 2016-01-03 10:17:58
Cuentan que escribías cartas de amor en la orilla de la playa para que el agua se llevara tus letras y las penas de amor se fueran al fondo marino y no quedaran en tu corazón de escritora enamorada. Algunas veces presenciaste como la espuma borraba la página 32 de tus largas misivas de joven escritora. Te recuerdo vestida de negro, delgada y mágica adivinando el futuro a través de las cartas que tu misma inventaste. Hoy te asomas convertida en sombra tocándome las manos y dulcificándote en el recuerdo de la abuela que ya no está pero que se me aparece en el presente con su fuerza misteriosa de adivina y poetisa . Te recuerdo en una casona antigua del viejo Santiago mirando por la ventana viendo pasar la vida que tanto te gustó vivir. Te fuiste un agosto del año 1972, lo hiciste entre los llantos de poetas, escritores, adivinos, pintores y amigos de tertulias que no pudieron olvidar tu rostro ni tu risa fácil aún después de muertos. Jodorosky supo de tu arte de ver la vida mas allá de la vida y le alcanzaste a predecir su futuro de psicomago. Neruda, de Rokha y Sabella entre otros supieron de las cálidas tertulias que ofrecías en tu casa. Eran tiempos en que la bohemia santiaguina supo de tus historias y del arte de hacer reir que nunca te abandonó. Han pasado los años y te recuerdo abuela. Lo hago con tu memoria a través de los recortes de los diarios que te nombran. Lo hago con tus fotos antiguas que aun conservo. Lo hago contigo desde cerca sonriéndome a escondidas pensando que no te alcanzo a ver. María Lefebre Lever, escritora, periodista, artista y adivina te cuento bajito para que me escuches desde donde estés, que soy tu nieta, que no te olvido, que te he inmortalizado en mis páginas y portales de una tecnología que no alcanzaste a conocer. Soy tu nieta, la “verito”, la misma que una vez hace mas de 30 años sacaste de detrás de una cortina mientras te espiaba cuando le contabas a una mujer los secretos de su vida y ella sorprendida te preguntaba ¿cómo lo supo?. En esa ocasión yo era una niña y me dijiste “no mires a escondidas el don que algún día será tuyo”. Te recuerdo y admiro abuela María, mas allá de las nostalgias y los recuerdos maximizados, te abrazo abuela en este aniversario de tu partida y te entrego en ofrenda de agradecimiento a la inspiración que siempre me envias desde los lugares que recorres en la vida de los que ya no están, la crónica 100 que representa 100 historias de crónicas urbanas.
Verónica Rodríguez, tomado de su sitio Blog personal.
Creado el 2016-01-01 15:42:34
La baraja mágica de María Lefebre Lever es tal vez su mayor obra y su mejor legado a la humanidad. Un naipe con una capacidad predictiva y exploratoria impresionante, para quien lo consulta por primera vez. Hoy lo llamamos el Tarot Lefebre.
Creado íntegramente por María Lefebre Lever, en la década de 1940, en Chile. Diseñado con estética de la época, sintetiza un conjunto de situaciones, sentimientos, acciones, tipos de personas, etc., relacionadas con el ser humano en interacción con otros y en un contexto espacial determinado.
En la actualidad, es probable que se trate del primer juego de cartas tipo "tarot" que ha nacido en estas tierras, que ha logrado traspasar el olvido, para contar actualmente con un número creciente de cultores. Por lo pronto, se trata del naipe que impresionó al conocido tarotista Alejandro Jodorowsky, en sus etapas tempŕanas de juventud, para luego dedicarse toda la vida a la cartomancia. Otras personas también aprendieron la lectura del tarot de la mano de María Lefebre, como Jaime Hales y Pedro Engel, así como varios de sus descendientes como Marisol Rodríguez Lefebre (hija), Marta Rodríguez (nieta) y Hugo Baronti (bisnieto).
Los invitamos a leer una presentación sobre este naipe, de Hugo Baronti.
Creado el 2016-01-01 13:53:04
Como saeta disparada al viento
sin rumbo fijo y al acaso voy
dentro del alma una congoja siento
y si acaso canto es porque triste estoy.
Anda canción sin nombre y sin destino
vuela sin rumbo, cual mi vida va
y si alguien te detiene en tu camino
dile que eres canción de un peregrino
mas no le digas mi secreto mal.
Creado el 2015-12-31 23:51:10
María volvió la cara a la gitana, sonriéndole, hechizándola con sus ojos que descubrían el doble fondo de la tierra y del hombre, y le gritó, mandándola:
«¿Qué vas a verme tú la suerte a mí! ¡Dame tu mano! ¿Sabes quién te habla?: María Lefebre!
La gitana, vencida , escuchó «su suerte» ante aquella maestra, y cuando María terminó sus vaticinios, le pasó un billete de de diez pesos:
-¿Pueden venir los de la tribu? - preguntó respetuosa.
María, con solemnidad, fijó horas de atención a los gitanos y una tarifa. Durante más de un mes comimos agadecidos del azar, que bien podría llamarse María Lefebre.
Relata Andrés Sabella.
Creado el 2015-12-31 23:48:16
«Todas las «Flores del mal», son regadas por el implacable rocío de las «peores» «noches del hombre». Baudelaire, del libro «Las flores del mal» poema «El crepúsculo de la tarde»
En «veinticinco años de bohemia chilena», el poeta alude a las mejores noches del hombre, pero «tormentosas», como en continuo juego: emoción y dolor. Una vez retirado, Andrés Sabella «apegaba su oído a las sombras», para escuchar como cantaba el barrio chino de Santiago»:
«La resonante cuadra del ochocientos de calle Bandera. Los redobles del baterista Enrique Baeza, la risa desdentada del «mono» Flores; los juegos de teclado de Eduardo González; la tristeza del bandoneón de Ángel Capriolo.
«Ah! los tormentosos amaneceres de las esquinas de San Pablo con Bandera».
Con María Lefebre y los sucesos de 1973, terminó una forma de ver la vida, de amar, entregar, saborear las cosas buenas o rendir homenaje a las estrellas en inolvidables noches de ensoñación, a la luz de los faroles, con la ilusión de transformar el mundo.
Su muerte, fue el silencio de una carcajada amarga, por los pasajes de la vida compartida; con sus luces candentes y sus sombras agobiantes.
Evoco un patio con un inmenso rosal que daba sombra a ma mesa con bancas fabricadas por mi padre. Ahí se istalaba a conversar horas interminables, bebiendo vino :on frutillas en las tardes del verano.
Llegaba María Lefebre, amiga de los hombres, las mujeres y los niños, que celebraban sus insólitas historias. Sln embargo, muchos años más tarde, cuando mi marido fue nombrado agregado cultural en Venezuela, fui a verla en su lecho de enferma para despedirme y la encontré sola con su hijo Pablo. - No viene nadie - me dijo -, será porque ahora no puedo reírme - A los pocos días de arribar a Venezuela, supe de su muerte. La vi durante toda mi vida, siempre alegre, rutando cada minuto que le tocó vivir, sin quejarse jamás, luchaba denodadamente desde que enviudó para tener a numerosos hijos. Nunca la escuché hablar mal de nadie, nunca pedía nada, solamente amistad. Mis padres la quisleron mucho. Solía llegar a medianoche, diciendo: vengo a comer un plato de comida y a tomar un trago. He trajinado todo el día -. Entraba con los zapatos en la mano, muchas veces empapada por la lluvia - Date un baño caliente le decía la mamá - y cambíate esa ropa mojada - Después se tendía en un sofá y con un vaso en la mano fumaba fiablemente, diciendo con voz ronca: ¡Qué bien me siento con ustedes! Es linda la vida, ¿verdad, Pablo? - Sí, contestaba mi padre - aunque haya que descrestarse para vivir.
Lukó de Rokha: «Retrato de mi Padre».
Creado el 2015-12-31 21:28:37
A las cuatro de la tarde del sábado, fueron enterrados los restos de María Lefebre. Al Cementerio General concurrieron sus familiares, amigos y destacados miembros de la comunidad literaria y artística de Chile.
Murió María Lefebre.
En la madrugada de hoy, dejó de existir víctima de un ataque al corazón a los 70 años, la poetisa, escritora y periodista, María Lefebre, madre de once hijos, amante abuela de 57 nietos, llamada en justicia, «La Madre de los artistas», y último bastión de la bohemia capitalina...
Diario «El Clarín» Santiago, 21 de agosto de 1972.
Sus restos fueron velados en la Casa del Escritor (Simpson 7) desde donde partió para la Iglesia de la Veracruz (costado de UNCTAD) barrio en donde vivió parte de su vida. Allí se efectuó una misa a las 15:00 horas y luego sus restos fueron llevados al Cementerio General.
Viernes 18 de agosto de 1972
Extraído del libro La Última Bohemia de Sylvia Baronti.
Creado el 2015-12-31 21:21:58
María inspiró a muchos intelectuales a escribir sobre su personalidad. Su fuente de vivencias, lo simple y complejo de su existencia; entremezclando el dolor y la alegría, el fracaso y el éxito; convirtiendo chozas en palacios o panes en deliciosos banquetes. Luego de una reflexión, se podría concluir que fue una mujer de todos los tiempos. Sus naipes mágicos, capaces de calmar ansias y pecados, hablaban de días de gloria. Su protagonismo la presenta como el personaje que va a vivir situaciones donde las circunstancias la obligan a asumir cada sorpresa. El desenlace, por lo general favorable a su cometido; aflorando su humor y esa capacidad innata para envolver mágicamente a las personas con que dialoga. Las energías, es probable llegaran a ella como un mandato divino. Sabia de nacimiento. Heredera de misterios en la creación del hombre; de constelaciones, culturas milenarias. Situada en el universo. Sin tiempo.
La figura de María Lefebre lleva hasta su casa. Su refugio y el de sus amigos.
Los que la conocieron, pueden imaginar a María sentada un de la flor del loto sobre su cama o asomada a la ventana contemplando: ¿los árboles?, ¿recordando un viejo amor? ¿un pájaro perdido del nido?, ¿los faroles de la calle Villavicencio con Lastarria?, o ¿algún vagabundo agazapado en sus harapos?, con el alma vacía de abandono. Testigo anónimo de sueños y ansias ajenas. «Las pasiones del mundo; a veces incontrolables y sufrientes».
La muerte de Ramón Rodríguez, hizo extremadamente difícil la sobrevivencia para María y sus hijos. De esos tiempos, se cuenta lo ocurrido una navidad: «Una hermana de don Ramón, les mandó de regalo un enorme pavo y un kilo de café. Era todo lo que tenían. Entonces, María dijo:
-Almendra, acompáñame. Ponte el vestido verde y la boina francesa».
Dicen que María volvió muy cansada pero feliz. Caminaron desde General Velásquez hasta Estación Central. Puerta a puerta.
- «Sólo puedo venderle una cucharada», decía María tratando de ser convincente.
- «Es el café más exquisito que se haya probado alguna vez, traído directamente desde Haití».
En esos años, obtener algún producto desde fuera del país, era un acontecimiento.
El caso es que terminada la venta, habían reunido unos cuantos pesos. La cena estaba salvada esa nochebuena.Llegaron con palitroques, soldados de plomo y pelotas para los niños y unas horrendas muñecas de cartón piedra con cachetes colorados para las niñas: Afuera, los fuegos artificiales reventaban con fuerza.
Así transcurría la vida de María y su familia, en una época en que las mujeres no estaban preparadas para trabajar duramente. Ella debió combinar trabajo y talento. María cultivó la buena amistad con sus muchos hijos. Se hizo el tiempo para incansables recuerdos, lecturas le poemas y, de vez en cuando, improvisaba alguna sopa )ien sazonada, con cebollas y ajos. Muchos artistas sintieron el aroma de esos platos; librosos, abrigados, que levantaron el ánimo en horas de recogimiento.
Creado el 2015-12-31 21:09:11
María Lefebre es una mujer, a quien, toda acción que la define y todas las fases de su vida que estabilizan su semblanza, son grandes.
Es ella uno de nuestros valores intelectuales que ofrecen a la patria, la soberanía de una inteligencia extraordinaria, y de una labor dinámica digna de admirarse.
En Francia y España publicó sus versos; luego la atrajo el periodismo, y a este arte de escribir con finura, precisión y claridad, ha dedicado muchos años.
Últimamente, su espíritu ansioso de ampliar los horizontes de la cultura nacional, ha dado a la publicidad la revista «Selecciones», cuyo mayor mérito es el de representar a la chilenidad.
Con artículos de fondo, poesías, cuentos, pinceladas e impresiones nacionales e internacionales. Además, cada número reserva algunas páginas a nuestros hermanos del continente: «Voces de América».
Lidia Boza «El Imparcial» Fragmento. Extraído de La Última Bohemia, de Sylvia Baronti
Creado el 2015-12-31 20:48:07
Fue allá por el año 1915, en Viña del Mar, una verdadera precursora y animadora de la vida literaria nacional. Era una joven rica, que vivía como una princesa en una antigua y bella casona, que miraba hacia el mar de Valparaíso, en el mismo sitio donde hoy luce orgullosa la casa de los Presidentes de Chile, en Cerro Castillo.
María Lefebre, no era bonita, pero si muy atrayente y simpática. Recibía a sus convidados con mucho cariño y los iba presentando a los que aún no se conocían. Juan Egaña, Ángel Cruchaga Santa María, Julio Walton Hess, Camilo Morí, Laura Rodig, Tito Guevara, Pascual Brandi, Zoilo Escobar, Alfredo Enríque Condon, Daniel de la Vega, Victoriano Lillo, Enríque Ponce, Romeo Ponce, Luis A. Hurtado López, Pedro Macuada, Carlos Barella, Luis Meléndez, Alfredo Guillermo Bravo, Alberto Moreno, José Peláez y Tapia, Luis Cruz Almeyda, Carlos Casassus y muchos otros santiaguinos de la época que se nos olvidan.
Carlos Casassus: Artículo en Revista «En Viaje» 1972.
Creado el 2015-12-31 20:45:12
Este libro de María Lefebre está lleno hasta los topes de María Lefebre. ¿Habrá que decir que es un libro postumo rescatado de las llamas del tiempo por su nieta Sylvia Baronti Barella? No tanto rescatado de las llamas, como resucitado de las cenizas del tiempo. María Lefebre fue el hada madrina que amparó a los bohemios de toda una época.
La conocí en 1947, en trajines de prensa cuando publicaba su famosa revista «Selecciones», Byron Gigoux Janeas, periodista brillante, novelista y pintor; se constituyó entonces, en una suerte de ángel de la guarda de esta María que fumaba un pitillo tras otro y que se conocía al dedillo los vericuetos del laberinto intelectual criollo. Por de pronto, había vencido el prejuicio tan antiguo que obligaba a las mujeres inteligentes a refugiarse en un club de señoras.
Después de la aventura de «Selecciones», que se hundió en un mar de erratas, sacó del sombrero otra maravilla: la magia de un naipe de la suerte que, por lo menos en Chile, aventajó los efectos del tarot.
María Lefebre, amén de sus escritos personales y de su desusado amor por el romanticismo de la vieja causa bohemia, fue una trabajadora infatigable, capaz de parar la olí.i del menestrón aún en el peor de los naufragios.
Nieta reconocidísima de la herencia humana de su Ibuela, Sylvia Baronti compila aquí, como en un número rinde de la revista «Selecciones», lo mejor de María Lefebre.
Los jóvenes que escriban hoy, harían bien en asomarse a este volumen, para saber que en los días de Gabriela Mistral, Amanda Labarca y de Laura Rodig, existió también María Lefebre.
Luis Sánchez Latorre, Prólogo del libro La Última Bohemia, de Sylvia Baronti.
Creado el 2015-12-31 20:35:31
Información publicada por José Miguel Rodríguez en sitio web Geneanet.org. Como un reconocimiento por ser uno de los familiares preocupados de la historia de nuestros antecesores, publicamos completamente dicho artículo, que cita diversas fuentes que hablan de Ricarlo Lever y sus iniciativas empresariales.
Trabajo de recopilación de José Miguel Rodríguez.
"Nació en Lancashire, este condado comprende una zona de tierras bajas al oeste de Inglaterra, junto al Mar de Irlanda, mientras que en el interior predominan las tierras altas. La actividad agrícola está especializada en granjas lecheras, ganadería y cultivo de verduras. Esta región ha sido desde el siglo XVII un centro de manufacturación textil. Actualmente, se siguen fabricando productos textiles, aunque otras industrias la han relegado a un papel secundario. Quizas de esta característica de su tierra natal, Ricardo heredó su capacidad empresarial. Con relación a su vida y obra como industrial, hay muchos testimonios, a continuación destacamos algunos de los más importantes:
Libro: "100 Años de Industria", Editado por la Sociedad de Fomento Fabril con motivo del centenario de su creación (1883-1983)
Lever Murphy y Cía.
En lo que es hoy Caleta Abarca, entre Viña del Mar y Valparaíso, se alzaba en 1889 un complejo industrial que comprendía una fábrica y una población obrera que habían instalado los señores Ricardo Lever y Guillermo Murphy, dando un "gran aliento y una nueva faz al desarrollo de nuestra industria, hecho bien honroso por cierto, tanto para sus propietarios como para el país entero" (cfr. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril Año VI No 6, junio de 1889, pág. 242).
Aproximadamente en 1860, estos dos hombres de empresa comenzaron a trabajar el ramo de la fundición y construcción de maquinaria, cuyo auge se desarrolló durante la Guerra del Pacífico. En los talleres de esta industria se repararon los calderos de casi todos los buques de la escuadra. Entre los trabajos realizados en Caleta Abarca se cuentan numerosos puentes de hierro y dieciocho locomotoras para los ferrocarriles del Estado. De los puentes, cabe mencionar "el puente Mackenna y otros para el Mapocho en Santiago, un puente de ferrocarril para el Maule y otro carretero de 440 metros de largo, compuesto de ocho tramos: cuatro de 50 metros y cuatro de 60; los puentes de los ríos Ñuble, Llrcay, Perquilauquén, Laja y Bío-Bío" (ibidem). Además de las repara ciones de los buques de guerra mencionados, se cuenta el armado de lanchas torpederas y reparaciones a todos los buques de guerra extranjeros llegados a Valparaíso (ibidem).
La fábrica comprendía en aquel entonces: taller para la construcción de carros de carga para ferrocarriles; galpones para la construcción de locomotoras; maestranza con sección de caldereros, herrería, sala de modelos y fundición. El contingente obrero contaba con una población de casas de cal y ladrillo para dos mil personas.
En 1888 la fábrica consumió 5 mil toneladas de hierro y otros metales. Un 60% de su producción abasteció los mercados del norte y sur del país. Poseía 7 motores Tangyes y 3 calderos Lancashire y empleaba una fuerza de 160 caballos. Daba ocupación a 550 obreros que aquel año percibieron salarlos por un monto de 320.000 pesos.
Libro: "Me llamo Viña del Mar". Roberto Silva Bijit, 1974.
LA MAESTRANZA QUE SE CONVIRTIÓ EN PLAYA
Muchos se acordarán de esos fierros tan peligrosos que tenía la playa hasta hace unos años y los que tengan mejor memoria (a los años hay que llamarles memoria para disimular un poco) no olvidarán el enorme muelle de Caleta Abarca, que fuera volado espectacularmente con una carga de dinamita, cuando se iniciaron los trabajos del balneario.
Los fierros, el muelle y muchas otras cosas más, pertenecían a La Sociedad de Maestranza y Galvanización, una de las grandes empresas montadas en Chile: Sus dueños eran los señores Lever y Murphy, quienes eran socios en la gran compañía que formaran en 1883. La maestranza ocupaba la mitad de la playa que está hacia el actual Hotel Miramar: Mediante un desvío se comunicaba con la línea férrea que pasaba por sus espaldas. A tres años de su fundación se construyeron las primeras locomotoras para Ferrocarriles del Estado, siendo ellas las primeras locomotoras que se hicieron en América del Sur. Muchas estuvieron cumpliendo servicios por más de 50 años. También fabricaron locomotoras Para el Puerto militar de Talcahuano para la refinería de Azúcar y para un ferrocarril particular en el Perú. De los trabajos realizados para la refinería todavía quedan muchas muestras, como se podrá ver en el ahora remozado muelle Vergara donde están los rieles por los cuales antes corrieron dichas locomotoras soltando por borbotones su humo trabajador.
Allí también hicieron las primeras máquinas para trenes de pasajeros chilenos y sudamericanos. Fabricaron furgones, vagones de carga, grúas a vapor, eléctricas y a mano. Todo tipo de repuestos ferrocarriles y la mayoría de los firmes puentes que existen en la vía férrea del país.
Cuando el salitre necesitó maquinarias industriales para poder echar más dinero todavía a las arcas fiscales, fue la maestranza de Caleta Abarca la encargada de proporcionársela. Pero no sólo al nitrato chileno se le construyeron maquinarias: también a la agricultura, a la minería y a las incipientes fábricas y talleres industriales que comenzaban a florecer en esa época de auge.
Dada la importancia que tuvo "La Sociedad de Maestranza y Galvanización", la Armada Nacional le pidió que acondicionara sus instalaciones. Así fue como parte de ellas se transformaron en un astillero.
Tiempo después botaban al mar 6 destroyers, lanchas torpederas y un barco a vapor paca abastecer a los faros de nuestra costa.
En el primer año de este siglo una botella de champagne se estrelló con el grueso casco del escampavía "Meteoro", dando la orden a su capitán para que comenzara a deslizarse hacia el mar. Había sido construido completamente en el astillero criollo. Era todo de acero. Imponente. Con doble hélice y un desplazamiento de más de 600 toneladas: La alegría de este día fue larga como el primer viaje del "Meteoro" que no se detuvo sino hasta llegar al Estrecho de Magallanes, donde prestó importantes servicios a la Armada.
Tengo entendido que para el año seis su capital era de 120.000,libras esterlinas y que hace medio siglo laboraban allí unas 800 personas, sin contar los administrativos.
En 1918, cuando un grupo de hombres en Europa, le dijo a una gran mayoría que habían estado matándose en los diferentes frentes de combate, que se fueran para sus casas, la maestranza comenzó a armar autos. Al comienzo los propietarios de vehículos manejaban un lujo Con el tiempo se está manejando una necesidad, Además completaron la línea automovilística con un taller que hacía todo tipo de repuestos.
Después del malvado terremoto de comienzos de siglo, la maestranza cambió completamente su aspecto y aprovechó para volver a ampliarse. Cambió los edificios de madera por unos de fierro de mayor capacidad, dotados de poderosos puentes rodantes. Se instaló una línea igual a la del Estado, pero con vagones y locomotoras propias. Parecía que había sido edificada toda de nuevo. Sin embargo, la gran obra fue meterse al mar y clavar los gruesos pilares que sostendría el resistente muelle de carga.
Allí se recibieron barcos que venían con lejanos vientos en sus banderas y con curiosos inventos que hablaban otros idiomas. Allí también despidieron valiosas obras y cargaron esperanzas. Esperanzas industriales que después anclaron en mi tierra su fuerza y hoy con sus chimeneas y sus operarios, me ayudan a crecer.
A su muerte, el diario "El Mercurio" de Valparaíso le dedica la siguiente nota, de donde se saca la foto que guardamos de él.
UN INDUSTRIAL QUE PRESTÓ GRANDES SERVICIOS AL PAIS
Don Ricardo Lever, recientemente fallecido en Limache. -Constructor de naves, puentes y cañones- reparando los buques de la escuadra- Desaparece con él un campeón del progreso y de la industria.
Falleció últimamente en Limache el señor Ricardo Lever, distinguido ingeniero británico que desde su juventud consagró todas sus energías al progreso industrial de nuestro país, fundando una de las empresas que alcanzara y al mayor auge y que abarcara los ramos más interesantes de la ingeniería clásica.
Don Ricardo Lever nació en Prestown, condado de Lancashire, Inglaterra, el 12 de mayo de 1836, siendo hijo del ingeniero don James Lever y de la señora Isabel Gordon.
Terminados sus estudios y llevado por el afán de aventuras, abandonó su patria para llegar a Nueva York en el año 1855, desde donde resolvió irse a Australia en busca de mayores horizontes para sus iniciativas. Después de una corta estada en Melbourne, regresó a Estados unidos, estableciéndose en San Francisco, donde llegó en 1858. Conquistándose luego una envidiable situación dentro de su profesión.
Sin embargo, atraído por las indicaciones de un amigo suyo se vino a nuestro país en el mes de octubre de 1859, estableciéndose con un moderno taller, en nuestra ciudad, en el sitio que hoy está la Unión Chuch, en la calle Condell. En ese local se construyó la primera Caldera hecha en el país y marcó la primera etapa en la jornada de éxito de sus empresas. En 1860 se ampliaba su empresa instalándose en la calle Chacabuco, dotadas de los adelantos de la época. En 1875 transfirió su fábrica a don Guillermo Murphy, quien más tarde habría e ser su socio, y que trabajaba a la sazón, a nombre de los señores Harper, Mac Callum y Cia. Por espacio de trece meses, el señor Lever se dedica a la instalación de maquinarias en varias nacientes empresas, correspondiéndole hacer las de la Refinería de azúcar de Viña del Mar.
Terminado ese trabajo, se instaló nuevamente con su fábrica en la calle Arsenal, hoy Bustamante, del barrio del Puerto. En 1877 entraba a tomar parte en sus negocios el señor Guillermo Murphy, naciendo a la vida la sociedad Lever, Murphy y Cia. Que más tarde había de gozar de tan sólida reputación en el país y en el extranjero.
La marcha prospera de los negocios, permitió la iniciación de empresas de mayores alientos, tales como reparaciones navales, haciéndose la primera en el "Matías Cousiño" y luego después en casi a la totalidad de los barcos que llegaban a nuestra aguas, incluyendo los de la Paciñe Steam Navigation Company, de la Compañía Sud Americana de Vapores, Lota y Coronel, e los barcos de guerra ingleses, norteamericanos, franceses, italianos y, en fin, de cuanta nacionalidad llegaba a Valparaíso.
Más tarde, construían dos vaporcitos aljibes de 150 y 200 toneladas respectivamente, y hacían reparaciones e importancia a los vapores "Wakaru", "Limari", "Copiapo", "Lontué", "Itata" y varios otros.
Cimentada la fama de la fábricade Lever , Murphyy Cía. El gobierno le confió la construcción de los puentes sobre los ríos Maule, Ñuble, Bío Bío, Laja, Perquilanquen, Claro, Lircay, y otros tantos que aún prestan sus servicios y se les reconoce como obras hidráulicas del más grande aliento.
También construyó fuertes en 1864 y 1865 e hizo los primeros cañones de bronce que se fabricaron en el país, convirtiendose esos días su fábrica en un verdadero arsenal de guerra. Reaparó también la "Esmeralda" antes de partir a encontrarse con la corbeta enemiga "Covadonga"; poco después cambió toda la artillería del "Cochrane" y del "Blanco Encalada" colocándole cañones de 9 pulgadas, trabajos que ejecutó en 18 días; cuatro días después estos barcos se apoderaron del "Huascar".
Durante la guerra del Pacífico, coloca nuevas calderas a los buques "O'Higgins", "Chacabuco", "Abato" , "Santa Lucía" y "Piragua", y después de haber sido tomados por los chilenos los buques "Huascar" y "Pilcomayo".
En 1883, los negocios de la fábrica eran tan importantes que hubo de tomar el local de Caleta Abarca, onde se construyó la primera locomotora hecha en el país, alcanzando a construir 390 más por cuenta del Gobierno. Además, construyó dos para el servicio del apostadera naval de Talcahuano, dos para la refinería de azúcar de Viña del Mar y una para don Jorge Sharpe para su ingenio de azúcar en el Perú.
En el establecimiento de Caleta Abarca, en que pensó instalar un astillero, construyó el "Meteoro" para la Armada Nacional, escanpavía de 630 toneladas que prestó buenos servicios a la Marina, y por último, se armaron igualmente varios torpederos que el Gobierno trajo de Europa, y asi mismo se construyó el faro "Lengua de Vaca" con su base y torre de hierro.
Retirado más tarde de los negocios, el señor Lever que había constituido su familia en nuestro país se quedó disfrutando de su bien ganado reposo, hasta que ayer lo ha sorprendido la muerte en su residencia de Limache. Después de una vida de esfuerzos y de lucha que es todo un ejemplo.
Ha muerto un campeón del progreso industrial de nuestro país. Un extranjero que hizo de nuestro suelo su patria y que contribuyó a su grandeza con todas las energías de su temple vigoroso y sus iniciativas de hombre de vastas empresas.
La noticia de su muerte, por lo tanto, no solo afectará a la colectividad británica de la cual era un miembro distinguido, sino que nos toca de cerca, pues don Ricardo Lever tenía títulos suficientes para considerarse chileno y para ser acreedor al respeto general.
Su carácter franco, sus condiciones de hombre de hogar, sus virtudes privadas y el alto ejemplo de tesón que lega a sus hijos y a cuantos le conocieron, como sus colaboradores en sus trabajos o los que disfrutaron de su amistad. Hace más sensible la muerte de don Ricardo Lever que enluta hogares distinguidos de nuestra sociedad.
Este puente cruza El Mapocho, en santiago.
Creado el 2015-12-31 16:11:53
María y Ramón en el fundo de Chimbarongo.
El cuarto donde se guardaba el forraje, también servía de guarida a algún visitante de paso.
Una noche llegó un hombre al fundo, pidiendo alojamiento, y se cobijó en ese cuarto.
Poco a poco, José fue quedándose y ayudaba en diversos quehaceres; desde pelar papas o cocinar, hasta darle la mamadera al más pequeño. El tiempo transcurría plácidamente, hasta el día en que apareció el comisario del pueblo para hablar con María.
Lo cierto es que el buen José tenía cuentas pendientes con la justicia, y el comisario se lo hizo saber a María.
Una vez que la autoridad se marchó, María habló con José:
- “José. Ya saben quién eres tú y vendrán a buscarte a las 3 PM”. –
Pacto mudo. María lo observó en silencio. José bajó la cabeza. Sólo dijo: - “Gracias patrona”.-
María ya se alejaba, cuando le escuchó decir: - “Voy a echar de menos al niño”
Unas espuelas de plata
Era costumbre invitar a los artistas, que llegaban de pueblos más grandes.
El dúo Acosta y Montenegro tuvo su actuación en el pueblo. En la ocasión, los anfitriones, María y Ramón, regaló al dúo unas bellísimas espuelas de plata.
Algunos años después, la cosecha fue mala para ellos. Hubo que vender el fundo y los animales. Ramón enfermó gravemente y empezó un largo periodo de “vacas flacas”. Debieron ir a vivir a Santiago.
Una noche del mes de julio, negra y cruda, el matrimonio fue a la Galería del Cine Bolívar. Para amenizar el intermedio, anunciaron al dúo Acosta y Montenegro. En su última intervención:
- “Esta canción queremos dedicarla a un matrimonio de magnates que algunos años atrás en tierras de Chimbarongo, nos obsequió éstas espléndidas espuelas de plata.
“¿Dónde vas golondrina, dónde vas picaflor?
Si ves a mi china, recordadle mi amor.”
María abrazó a Ramón y sus miradas echaron un vistazo al tiempo transcurrido.
Filiberto Baronti en Restaurante Imperio
El relato habla cuando Almendra trabajaba en la Alianza de Intelectuales, ubicada en calle Estado N°15.
Vecina a este lugar se encontraba la sala donde se reunían los músicos.
Por esos días, el más perseverante admirador, Filiberto Baronti, quien sería primer violón de la Orquesta Sinfónica, y uno de los autores de la ley que rige hasta hoy día.
Filiberto se enteró por una conversación telefónica que Almendra había invitado a María a cenar en el Restaurante Imperio, como solía ocurrir cuando Almendra cobraba su sueldo. Ocasión que no desperdició el apasionado violinista y se acopló a la invitación.
La cena estuvo espléndida. No faltó el vino y la conversación amena.
Ya estaban en el postre, cuando María preguntó sin preámbulos, ejerciendo sus dotes de casamentera.
Filiberto. ¿Tú tienes intenciones de casarte con Almendra?
Al escuchar la pregunta, Almendra se levantó indignada de la mesa, y salió del lugar. El galán, salió corriendo tras ella y desde la puerta del “Imperio”, gritó:
¡Señorita Almendra!, ¡señorita Almendra!, venga a pagar la cuenta.
Viaje a Valparaíso
Cuando Juan Pablo, el menor de sus hijos estaba pequeño, María debió bajar a Valparaíso; pero, sólo tenía dinero para comprar un pasaje, por lo que dijo a Juan Pablo que se agachara en el asiento.
Al cabo de unos minutos se acercó el inspector e insistió en que el niño debía pagar el pasaje. María trató de ser convincente.
“ Io no parlo españolo. Mio bambino molto pequeño”.-
El inspector midió a Juan Pablo y dijo:
“Señora, el niño tiene la estatura para pagar el pasaje.
“Io no parlo castellano. Mio bambino molto pequeño – insistió María.
Molto bene, siñora – dijo el inspector – si usted no paga el pasaje del bambino, en la prossima estazione va a subir un carabinieri que la hará bajar a usted y al bambino con un palo di luma.
El negro Mesa
María y Ramón disfrutaron del almuerzo que preparara la mujer del negro. Este amigo era un hombre sencillo que tenía sus tierras en Chimbarongo.
La sobremesa estaba en su apogeo. De repente, María recordó que era hora de dar pecho al más pequeño. Para cumplir la hermosa tarea debía volver al fundo. Se dispuso a partir montando su caballo a todo galope.
Amamantó al niño y volvió a montar para regresar donde el negro mesa y reanudar la conversación; pero, se detuvo unos segundos, y cayó en la cuenta que el sol ya se ocultaba por las encinas de la alameda. Sintió algo de temor, luego se armó de coraje y partió. A poco galopar, escuchó el galope de un caballo al paso del de ella. Dio vuelta la cabeza y lo vió a la altura del gran sauce. Era joven y llevaba un pañuelo rojo al cuello y un negro sombrero alón. La compañía del jinete la tranquilizó. Llegó a su destino y buscó al hombre para agradecer su compañía, pero no había nadie.
Cuando llegó a la mesa, donde se habían reunido algunas señoras de los alrededores, y amigos del negro, contó lo que le había sucedido con el jinete del sombrero alón. Los comensales se persignaron. ¡Ave María purísima! ¡Sin pecado concebida! Y, luego contaron que hacía algunos años una noche helada el joven argentino fue estrangulado a la altura del gran sauce; y, que aparecía cada tanto para acompañar al visitante solitario.
Navidad
Fue una navidad, hace ya mucho tiempo. Los hijos eran pequeños.
Recuerdo que una hermana de don Ramón les mandó de regalo un pavo enorme y un kilo de café y eso era lo único que tenías. Y entonces, Misia María: - “Almendra, acompáñame. Ponte el vestido verde y la boina francesa”.
- Vi a Misia María muy cansada pero feliz. Caminaron desde General Velásquez hasta Estación Central. Puerta a puerta, ofreciendo sólo una cucharada por casa, del “más exquisito café que se haya probado alguna vez”.
“Solo puedo vender una cucharada” – decía María – convenciendo a los compradores.
Con la venta del café juntaron unos buenos pesos, luego, partieron a comprar juguetes para los chiquillos, guirnaldas y combustible para cocinar el “gran pavo”. La cena estaba salvada esa noche buena. Eligieron palitroques, soldados de plomo, y pelotas para los niños. Unas horrendas muñecas de cartón piedra, con cachetes colorados para las niñas. Los fuegos artificiales reventaban con fuerza en el cielo.
La alegría los hizo ver al viejo de pascua sobre un trineo en medio de las nubes.
Marta Latorre, hija del Almirante Latorre
Marta Latorre, con el Príncipe de Lieven, tenían tierras en Paposo, Tal Tal.
El matrimonio regaló a María dos galgos rusos: Sonia y Boris.
Por esos días María estaba en el quinto mes de embarazo, con su gran barriga y claras muestras de estar bien alimentada. Salió por los alrededores a pasear sus nuevos perros. A poco andar, dos campesinos quedaron boquiabiertos contemplando a María, al tiempo que espontáneamente exclamaron:
- “¡Guen dar con la patroncita! ¡Se comió toa la comía... y no le dejó na a los perros!
Café Iris
En Alameda, cerca de calle Etado, se encontraba el Café iris.
Una noche, Almendra con Filiberto estaban en el lugar. A los pocos minutos, de una mesa vecina se alzó una copa. Era Pablo de Rokha, al enterarse de la presencia de una hija de María Lefebre. Elevando la voz comentó:
“ Las comidas más ricas que he probado fueron hechas por María; con cebollas grandes y ajos lustrosos” –
He visto otras mejores
Un día soleado, María fue a visitar a su amiga Amalia Vicuña Armstrong, en pleno centro de Santiago. María subió al ascensor muy garbosa; una vez dentro se percató de la presencia de un caballero, que aprovechando el momento descubrió sus encantos frente a ella, y le dijo – “Mire, mire”.
Entonces María, conservando su temple lo observó un segundo, y en seguida le respondió: - He visto otras mejores.
Anécdotas narradas por Sylvia Baronti en el libro La Última Bohemia. Solicitar libro.
Creado el 2015-12-31 00:57:33
"Busqué con ansias de náufrago el puerto donde se reunían los jóvenes poetas. Se llamaba Café Iris. ¡Iris, la mensajera de los dioses, aquella que une el cielo con la tierra, el complemento femenino de Hermes! ¡Y a mí me habían pegado en la frente un (H)ermitaño! Fue en ese café-templo donde encontré amigos, actores, poetas, titiriteros, músicos, bailarines. Entre ellos crecí, buscando también, de manera desesperada, la belleza. En esos años cuarenta, las drogas no estaban de moda. Nuestras conversaciones huracanadas por la fiebre creadora se expandían teniendo como eje una botella de vino, que apenas vaciada era reemplazada por otra. En la madrugada, hambrientos y borrachos, para quemar el alcohol, corríamos hacia el Parque Forestal. Frente a él, en un subsuelo estrecho, habitaba María Lefévre, una francesa de sesenta años, en concubinato con Nene, un joven de 18. La señora era pobre, pero mantenía siempre en su cocina una gran olla llena de sopa, caótico magma que contenía los restos de comida que le daban en el restaurante vecino a cambio de lecturas de cartas a los clientes. Mientras su amante roncaba desnudo, María, cubierta con una bata china, nos servía unos platos llenos donde sumergidos en el sabroso jugo podíamos encontrar pescado, albóndigas, verduras, cereales, fideos, queso, hígados de pollo, panza de res y tantas otras delicadezas. Luego, sobre el vientre de su amante, al que ni un cañonazo podía despertar, nos leía un Tarot dibujado por ella.
Este extraño contacto con las cartas fue decisivo: gracias a esa mujer, en mi corazón quedó para siempre unido el Tarot con la generosidad y el amor sin límites. Hasta hoy, han pasado ya sesenta años, siguiendo su ejemplo, siempre lo he leído gratis.
María Lefévre, cuando me sentía prisionero en la isla cultural que en ese entonces era mi país, me vaticinó: «Viajarás por el mundo entero, sin cesar, hasta el fin de tu vida. Pero entiende bien: cuando digo " mundo" me refiero a la totalidad del universo. Cuando digo "fin de tu vida", me refiero a tu presente encarnación. En realidad, bajo otras formas, vivirás tanto como ha de vivir el universo»".
La via del Tarot, Alejandro Jodorowsky, páginas 16-17 Editorial Grijalbo, Primera Edición, 2004. Disponible para Descargar.
Creado el 2015-12-30 23:26:30