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Puelche puede ser adquirido actualmente bajo la modalidad On Demand. Usted realiza la solicitud y se imprime una copia especialmente para usted, incluyendo una página inicial que quiera agregar con una dedicatoria u otro texto.
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Creado el 2015-12-30 14:29:44
Cuando Graciela fue Alcaldesa de Santiago, nos tocó asistir a una reunión política, que se alargó demasiado. Pasada la una de la madrugada, regresamos a casa.
Al tratar de abrir la puerta de calle, se dió cuenta que no había traído las llaves. Schnake, aún no llegaba, y la empleada venía únicamente en el día. Estaban solo sus hijos - Jorge y Sonia -, que dormían profundamente.
Ante el dilema de esperar o llamar fuerte, yo había optado por lo segundo; pero tuve que contenerme ante la siguiente recomendación de Chela, madre amantísima y llena de complacencia para sus hijos:
- Golpea despacio, María, para que no nos oigan. ¡Mañana temprano deberán ir al colegio los pobrecitos...!
Comprensivamente me resigné y decidimos esperar la llegada de Óscar Schnake sentadas en las frías gradas de la puerta.
Creado el 2015-12-28 14:44:38
Teófilo Cid tenía un doble que le ocasionó muy malos ratos. En una oportunidad, después de meditarlo mucho, se mandó a confeccionar un terno en una de las mejores sastrerías de Santiago. La última letra de la deuda que acudió personalmente a cancelar, fue para él un descanso feliz. No obstante, el empleado le advirtió:
- No olvide, don Teófilo, de mandarme los pantalones plomos.
- ¿Qué pantalones plomos? Si yo no tengo ningún terno de ese color.
- ¿Cómo? - interrogó el empleado sorprendido - El último traje fue enviado a su nueva dirección, tal como Ud. lo pidió. Sólo falta que nos mande los pantalones plomos para hacerle el arreglito y que nos firme las letras correspondientes.
Vanas fueron las explicaciones. Cid no logró convencerlos, porque todos los empleados aseguraban haberlo visto probarse el terno. Molesto ante la disyuntiva de tener que enfrentarse a un bochorno judicial, tuvo que decidirse, firmar y seguir pagando nuevas letras.
Tiempo después, en viaje a Talca, divisó a su socías, a quien ya conocía, en el mismo carro del tren en que se encontraba. Al encontrarlo cara a cara, se sorprendió del parecido; igual contextura física e idéntico semblante. El muy desvergonzado lucía traje plomo.
Enfrentándolo, Cid lo sujetó de las solapas, gritándole: - Y usted so fresco, ¿piensa seguir jodiéndome? Lo haré detener para que no siga burlándose de mí, el muy sinvergüenza!
El otro, sin perder la calma, sonrió as los pasajeros, que miraban extrañados la escena, y con voz socarrona dijo:
- Qué hermanito gemelo más bueno que tengo!... ¡Mire que enojarse tanto porque me he puesto uno de sus ternos!; ya te lo entregaré en la casa, hombre; para qué te enojas tanto.
Teófilo, que es hijo único, ya fuera de sí, le propinó una fuerte bofetada. Inmediatamente se alzaron algunos pasajeros para separarlos, aconsejándoles calma. Otros, riendo contaban algunas anécdotas parecidas de algún familiar, mientras Teófilo procuraba desprenderse de quienes lo sujetaban, el "vivo" se hizo "humo".
Creado el 2015-12-28 14:31:53
Visité a Mireya en 1943. Entre sus bien ponderadas telas destacaban doce pinturas de nueva técnica y de un maravilloso colorido y transparencia. Todas eran muy hermosas, pero, honradamente, sólo las tomé como un sueño de colores de la artista, sin explicarme el porqué de mi extraño sobresalto interior.
A través de veinte años, los acontecimientos me dieron la clave. Ahora que Gagarin, el primer astronauta, dio tres vueltas en órbita a la Tierra; ahora que el "Nautilus" atravesó el Polo Norte, abriendo así el submarino atómico una ruta a través de los glaciares eternos; ahora que parece que el tiempo se detiene y la vida se acerca a la eternidad más allá de la atmósfera; ahora sólo ahora he venido a entender los vaticinios de sus pinturas.
Estoy segura que el cerebro de Mireya es una estación captando mensajes de otros mundos más adelantados que el nuestro. Si esto no es una realidad, ¿cómo explicar su "espacio sideral", su "escafandrismo", las "estaciones del pensamiento" en las profundidades del mar?. Pienso en la artista y en su trance realizador de obras con resonancia cósmica. ¡El mundo bajo el mar y sobre el cielo descubre para ella sus secretos.!
Creado el 2015-12-28 13:01:57
(Relato de Lago)
Fue en el velorio del poeta Alberto Rojas Jiménez. Recuerdo que llovía esa noche como nunca en ningún invierno de Santiago. Estábamos en una casa al fondo de la Quinta Normal, donde vivía su familia. Queríamos mucho a ese muchacho de carácter un poco infantil, pero siempre lleno de fantasía, mezcla contradictoria de audacia y buenas maneras. Como ya lo he dicho, llovía a cántaros; los ríos y acequias estaban desbordados. Un grupo heterogéneo de personas, intelectuales en su mayoría, estábamos silenciosos y afligidos, con los ojos húmedos por el triste suceso, sintiendo caer el agua sobre el techo. De pronto, alguien me tocó el hombro.
- Preguntan por ti, me dijo.
Voy a la puerta y un hombre extraño, alto, flaco, de largo abrigo que le llega hasta los pies me estrecha la mano llamándome por mi nombre.
Comprendo, es un amigo en común. Me pareció conocerlo y lo hice pasar. Mira amablemente a ambos lados del tumulto y me dice:
- ¿Tiene una silla?
Viene cansado y aterido, pienso. ¡Pobre!. Busco una silla y se la ofrezco. Me mira con cordialidad y comprensión. Pone la silla al lado del ataúd, me toca el brazo y apenado me pide con voz trémula que le sostenga con fuerza una mano mientras se trepa encima del muerto, sin sacarse el abrigo estilado en lluvia. Todos los circunsantes estaban estupefactos. Luego, a horcajadas, sosteniendo aún mi mano, estira la otra pierna y la pasa sobre el cuerpo, bajando por el otro lado, con cara de onda satisfacción.
- Pero qué ha hecho usted - le pregunté con voz semi ahogada, pero iracunda, apenas repuesto de lo que veía.
- Bah, contesta con indiferencia. Tu crees que este es el primer muerto que yo salto. ¡Ah, no señor!, agrega con energía: he saltado obispos, a un diputado demócrata...
Retirándose con los ojos llenos de reproche me espeta:
- A un general en retiro, también... ¿Porqué no iba a salvar a este, que es mi amigo y un gran poeta?.
Nunca mas he vuelto a ver a ese hombre, a quien me parece sin embargo que conozco y que desapareció esa noche en medio de la confusión.
Creado el 2015-12-28 12:31:33
María Lefebre antes de su partida escribía un libro que le llamó "Puelche". El nombre, una referencia al viento que llega desde la cordillera de Los Andes, que baja hacia los valles de la zona central del país. Puelche: un viento "cálido, seco y agradable".(1)
El libro Puelche, inconcluso, trata de una recopilación de anécdotas, recuerdos e historias que la propia María Lefebre vivió, junto a más de un centenar de personas, todas ellas ligadas a la sociedad chilena de mediados del siglo XX, muchas de las cuales fueron parte de lo que se llamó la "bohemia chilena", preferentemente escritores, poetas, actores, arquitectos... y también, personalidades de los más variados ámbitos, tales como políticos, diplomáticos, presidentes, obispos, entre muchos otros.
La lectura continua de estas historias permite obtener un acercamiento al modo de vida de este segmento de la sociedad, y a palpar un cierto tipo de "sociabilidad", propio de esas décadas, de ese "modelo de desarrollo", lo que le confiere un valor adicional al texto. Además, por cierto, del valor histórico de los datos específicos que se ofrecen a raudales en muchas de sus páginas. Puelche es un viento agradable, de historia de Chile, escrito con una pluma imparcial, esto es, sin discriminar o jerarquizar a los personajes, ni por su pensamiento y acción políticas, ni por su nivel, grados o pergaminos alcanzados, ni por su nivel socioeconómico o alcurnia familiar. Todos se relacionan con María en un plano que los une: la amistad.
Puelche está escrito en cartulinas mecanografiadas a la vieja usanza. Enmendadas y garabateadas por la autora. Con algunas fotos de los personajes citados, recortados de diarios y revistas, y otras con espacios en blanco, sin foto, o con la referencia solo del nombre, cuyas historias María no alcanzó a redactar. El original constaba de 120 páginas, algunas de las cuales se extraviaron y otras aparecieron traspapeladas, luego de una revisión exhaustiva del archivo familiar.
Actualmente Puelche está disponible en Editorial Bitalia, con ejemplares encuadernados a mano, de colección. Para adquirir el libro original, solicitalo aquí.
Ver: Puelche: Dedicatoria
A continuación, una lista de algunos de los artículos de Puelche, disponibles en este sitio web.
Puelche: historias publicadas
Creado el 2015-12-26 13:40:01
Para nosotros es un verdadero orgullo crear, publicar, mantener y desarrollar este sitio web dedicado a quien fuera - creemos - una de las mujeres destacadas de la historia del siglo XX en Chile. Una mujer que nació en la opulencia, para luego vivir casi todo el siglo en la autonomía y la autogestión, vinculada preferentemente a la producción periodística y literaria, a la cartomancia, y a ser protagonista de la bohemia cultural chilena.
Tenemos muchas razones para realizar este trabajo. Entre ellas, y en primer lugar, porque es nuestra familia, que diera inicio a un clan de decenas de personas (tuvo doce hijos) muchos de los cuales reconocen en ella un hito genealógico, esto es, con ella - de alguna manera - se inicia nuestra presencia consciente, en el mundo.
En segundo lugar, su aporte al movimiento artístico y cultural chileno del siglo XX es inconmensurable. Un profesor nos decía "Quien no ha leído Las Venas Abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, no sabe nada de América Latina". Nosotros decimos: Quien no conoce a María Lefebre, no sabe nada de la bohemia chilena del siglo XX. En 1966, el diario El Siglo premonitoriamente se refirió a María Lefebre como "la última bohemia" (ella falleció en 1972). Nosotros agregamos, María Lefebre fue también "la primera okupa", al albergar en su "casa okupada" a generaciones de escritores, poetas, músicos, periodistas, pintores, dibujantes... quienes en un contexto de "Estado desarrollista y cultura romántica", vivían intensamente entregados a la literatura y las artes, muchas veces sin preocuparse de aspectos materiales, pero estableciendo una sociabilidad hoy prácticamente desaparecida. En ese sentido, la casa de María fue un hito en la ciudad de Santiago.
En tercer lugar, sus aportes en el campo de la cartomancia son paradigmáticos, en la medida en que creó, diseñó y publicó una baraja tipo tarot, que retrata o configura conceptualmente, en gran medida, la sociedad chilena de las primeras décadas del siglo. Una baraja de 70 "arcanos mayores" que posee una capacidad explicativa y predictiva escalofriante. Naipe con el que enseñó a leer a personas como el cineasta y tarotista Alejandro Jodorowsky, el tarotista Alejandro Hales, la escritora Marisol Castillo, entre otros. Y que hoy día utilizan varias personas a través de servicios profesionales de lectura.
En cuarto lugar, la recomposición agrupación, ordenamiento de los manuscritos originales de su último proyecto literario, su libro llamado "Puelche", que contiene narraciones y menciones de tipo "anecdotario", acerca de más de 200 personas vinculadas a este "movimiento cultural" del siglo XX, se constituye en una fuente de datos para contribuir a la necesaria semblanza del pasado reciente de un Chile actualmente desaparecido; un chile donde administradores públicos, políticos, periodistas, artistas, literatos, se mezclaban en torno a una "forma de ser", en el contexto de una sociedad en la que si bien se expresaban antagonismos, avanzaba "hacia mejor", respetando a las mayorías.
Una parte del libro Puelche fue publicado en el libro "La Última Bohemia" de su nieta Sylvia Baronti (obra recomendada). No obstante, estaba pendiente publicar el libro tal cual, con su propia numeración de páginas, títulos y detalles que los manuscritos contienen, algunos de los cuales desaparecieron, y otros aparecieron traspapelados en el archivo familiar. Un conjunto de casi 120 páginas mecanografiadas, enmendadas y garabateadas a lápiz por la propia María. Una joya en tanto objeto y un claro aporte a la literatura y la historia nacional. Hoy gozan de vida eterna al estar ya digitalizados.
En quinto lugar, aprovechando la capacidad en producción de tecnología web, que algunos de sus parientes tenemos, se nos hizo muy posible realizar esta obra, que si bien se inicia con la autoría de quien suscribe, esperamos recibir tantas contribuciones que finalmente será de un autor colectivo, parte del patrimonio familiar, y de todo el país y del mundo. La experiencia nos muestra que los archivos físicos o incluso digitales familiares generalmente terminan perdiéndose por diferentes motivos, por ello, un sitio web alojado en un servidor es garantía de que muchos podrán acceder a la información y que esta perdurará.
Por último, recogemos la solicitud de Licha Vallerino, quien en su artículo de la Revista Dominical del Diario La Nación de 1972, con ocasión de la partida de María, nos decía: "Algún día, alguna mano cariñosa, como fue la suya... reunirá [todo] en un texto. Será ése el mejor homenaje que se le rinda y la prueba más tangible de la gratitud que muchos le deben".
Invitamos, por tanto, a leer las páginas, comentar, aportar y disfrutar sus contenidos.
Bienvenidos a MariaLefebre.cl.
Hugo Baronti Barella
Bisnieto de María Lefebre
Santiago, 2 de enero de 2016.
Creado el 2015-12-26 10:39:07
De Víctor Domingo Silva:
Cual dos alas de galceta
Batiste las manecitas
en homenaje al poeta,
Tus manecitas bonitas
Tanto como tú discretas.
Y de tal modo aplaudiste
Con ansias tan delirantes
Que sucedió un caso triste
Sin sospecharlo rompiste
La fina tela del guante.
Que delicado trofeo
Resulta ese guante así
Mirándolo pienso en ti
Y como entonces te veo
Batiendo palmas por mí
Maria
La gloria, ráfaga errante,
No sé por qué maldición
No nos halaga un instante
sin romper algo: hoy un guante
Y mañana un corazón.
De Salvador Allende Castro:
“yo pudiera escribir versos de honda poesía
con qué placer los haría
por oírtelos decir
y que hermosa historia
sin dolores ni aspavios
que estar siempre entre tus labios
sabiendo a dicha y a gloria”.
De González Nájera:
No te conozco,
Más conozco al bardo delicioso y gallardo
Que te adora con ánimo encendido
Y te elige entre todas las mujeres.
Y es verdad muy sabida
Que “dime con quién andas...”
De Andrés Sabella:
“¿Es que has muerto, María, por Dios Santo,
morirte tú que fuiste la alegría,
María brava de la poesía
envuelta por las noches, como un manto?
¿Es que puede morir la que era el encanto,
la que sentaba a la melancolía
a beber una copa de ambrosía
en su mesa de patas de amaranto?
¿Es que ya no veremos a María,
conversando con duendes en la esquina,
o trayéndose el mar hasta su pieza?
¡Qué va a morirse esta muchacha fina!
Le duele sólo un poco la cabeza.
Su muerte es una broma a sangre fría.”
De Agustín Serrano Santiesteban:
Bajo el naipe de la suerte
No te has ido todavía,
tu voz disuelve lo oscuro
y vuela en pos del futuro
tu inmensa sabiduría.
Ni con su astucia, María,
pudo ocultarte la muerte.
Tú no será polvo inerte,
tú serás rima de poetas;
un misterio de planetas
bajo el naipe de la suerte.
Creado el 2015-12-26 08:54:25
Una mujer que siempre cantó a toda voz su alegría de vivir, que tuvo tantos amigos como los que cupieron en su vibrante corazón de poeta, en una existencia donde hubo un solo prejuicio: el amor y la lealtad. Para Ella los seres no eran ni viejos ni jóvenes, sino permanentes buscadores de un destino. Nunca publicó un libro, pero sus poemas quedaron diseminados en diarios y revistas, en papeles escritos al calor de sus más puras y nobles inquietudes. Algún día, alguna mano cariñosa, como fue la suya, los reunirá en un texto. Será ése el mejor homenaje que se le rinda y la prueba más tangible de la gratitud que muchos le deben.
Creado el 2015-12-24 17:59:16
Pendiente redacción. ¿Quieres aportar información?
Creado el 2015-12-24 15:57:21
María Lefebre tuvo 12 hijos.
Tomado de Familiengeschichte von José Miguel RODRÍGUEZ
Pendiente redacción. ¿Quieres aportar información?
Creado el 2015-12-24 15:06:41
Wikipedia
María Lefebre cuenta con un artículo en Wikipedia en español. Tal vez quieras contribuir a mejorar y ampliar esa entrada agregando datos, corrigiendo posibles errores y publicando información nueva que pudiera ser del interés de las nuevas generaciones.
Enlace a Wikipedia: María Lefebre Lever.
Escuela Libre y Feliz María Lefebre Lever
Una iniciativa muy potente de una de las descendientes de María, una escuela que lleva el nombre de nuestra familiar, además de haber creado un método pedagógico también llamado: Método Lefebre Lever libre y feliz. A conocerla y participar.
Sitio web de Escuelalibreyfeliz.cl
Familia Rodríguez - Lefebre: grupo facebook.
Un grupo en el que conectamos familiares descendientes de María. Visítanos aquí.
Creado el 2015-12-24 11:37:23
Se cuenta que Sylvia Barella trabajaba en la Alianza de Intelectuales, ubicada en calle Estado N° 15. Vecina a este lugar se encontraba la sala donde se reunían los músicos.
Por esos días, el más perseverante admirador, Filiberto Baronti, quien sería primer violín de la Orquesta Sinfónica, y uno de los autores de la ley que rige hasta hoy día.
Filiberto se enteró por una conversación telefónica que Sylvia había invitado a María a cenar en el Restaurante Imperio, como solía ocurrir cuando Sylvia cobraba su sueldo. Ocasión que no desperdició el apasionado violinista y se acopló a la invitación.
La cena estuvo espléndida. No faltó el vino y la conversación amena.
Ya estaban en el postre, cuando María preguntó sin preámbulos, ejerciendo sus dotes de casamentera.
- Filiberto. ¿Tú tienes intenciones de casarte con Sylvia?
Al escuchar la pregunta, Sylvia se levantó indignada de la mesa, y salió del lugar. El galán, salió corriendo tras ella y desde la puerta del “Imperio”, gritó: - ¡Señorita Sylvia!, ¡señorita Sylvia!, venga a pagar la cuenta.
Creado el 2015-12-24 00:25:27
Siempre fue parco en palabras. Partir o regresar, en él se confundían. Era el visitante que nos sorprende, el ausente del que nunca sabemos su ruta.
Un día Roco, en la residencia de su maestro, Juan Francisco González, dijo a Maruja Rojas: - me gusta tu perfil, empezaré mañana tu retrato.
Lo esperamos inútilmente. Regresó cuatro años más tarde.
Nos volvimos a encontrar visitando a la familia Gonzáles, Maruja aún vivía con ellos.
Hola – saludó Roco, como si acabara de partir y abriendo su caja de pinturas se colocó frente a su modelo. Estudió las luces, corriendo las cortinas, apagó los reflejos de los vidrios de las ventanas.
Así está mejor – murmuró – al maestro le desagradaban esas luces encendidas.
Estaba contento, venía llegando de Colombia. El entusiasmo le hizo perder la parquedad. Habló con admiración de los negros, de las faenas de los cafetales, de la exuberancia de esa tierra, del folklore, de sus leyendas, de los Zombi, cuerpos sin consistencia, del papa-loi hechicero ladrón de almas y por fin del peyote, arbusto oriundo de Colombia, que da a sus adeptos la visión del color, por eso es llamada la droga de los pintores. Terminó su narración cuando el retrato se perfilaba en el bosquejo. “No estoy conforme - dijo – “otra vez te haré algo mejor”; salió de la habitación, dejándonos maravillados, desde el balcón lo miramos alejarse.
No volví a verlo. Corrieron los años. Supe que regresó cansado, lo había tratado mal la vida. El palacio de Bellas Artes de Viña del Mar, le creó una cátedra de pintura, afianzando así su tranquilidad económica, no obstante se mostraba insatisfecho. El paisaje, era ante sus ojos como un espejo quebrado en pequeños trozos, aislaba caminos sin horizontes. Su tan característica técnica pictórica, a base de brillantes verdes y ricos matices en rojo denotaban ahora su tristeza en grises pinceladas que parecían enlazar sus sueños a una oscura realidad. Y llegó el día en que enfrentó sus pasos hacia el perdido horizonte.
Fue su ultima escapada, ésta vez sin retorno. ¿Acaso el peyote le mostró cielos ignorados? ¿Acaso el papa-loi reclamó su alma?. Sólo el mar supo su secreto, guardando su paleta abandonada en una roca...
Creado el 2015-12-23 00:50:30
Tengo una amiga que es la mujer más peladora del mundo ¡qué horror! Dirán ustedes, pero la cosa no es tan grave, ya todo el mundo la conoce y la acepta con su lengua viperina. Yo la encuentro encantadora. Cuando pela arruga la nariz, le brillan los ojos y pone cara de “cabra” picara.
Se me olvidaba decir que es colorina, que le quedan muy bien sus “rulitos” incendiarios. Me entretienen mucho sus “descueros” y le pongo el “palito” para que despotrique.
Como somos muy amigas, le di mi autorización para que me pelara.
“Gente de mierda”, me dijo un día, me andan pelando, porque te pelo.
Creado el 2015-12-22 10:36:29
Cuenta Waldo Vila.
En cierta ocasión, mi maestro Juan Francisco González nos llevó a Laureano Guevara y a mí a pasar algunos días en su casa de Melipilla.
Salimos cierta mañana con Laureano a paisajear por los contornos Melipillanos. Era un día caluroso de verano, yo, protestaba por no encontrar un estanque o laguna o cosa que se le pareciera para solazarme, dadas mis condiciones acuáticas.
De pronto vimos entre los cerros resecos la pupila azul de una piscina. Verla y correr hacia ella fue todo uno, despojándonos de nuestra ropa nos lanzamos, enseguida al agua donde realizamos las más bulliciosas y alegres proezas natatorias.
A la hora del almuerzo, contamos al querido maestro la feliz aventura; quien muy extrañado nos replicó que no había tal piscina en los contornos. Cuando le dimos la ubicación exacta soltó una gran carcajada, diciendo: “Bárbaros, se han bañado en el agua potable del pueblo”
Creado el 2015-12-22 10:36:22
A Luis sus amigos le decían cariñosamente “el oso”. Su recia contextura, su mirada recelosa, su calmado andar como meditando sus pasos, y la cabeza de revuelta melena, en la que lucia prematuras canas, le daban efectivamente la apariencia física de un soberbio oso de Alaska.
Era noble de corazón y amigo leal. Ya en ese tiempo tenía fieles admiradores que se disputaban sus trabajos. Poco antes de partir a Francia, la noche de San Juan, en casa de Juan Egaña que celebraba su onomástico, estaban todos felices. Pancho Vergara lo había regalado con un cajón de champagne, ésto había enardecido los ánimos.
Juan Agustín Araya, autor de “Selva Lírica” y Juan Egaña, director de “Númen”, por algunos motivos recientes “pelaban” a los “pacos”. Jorge Hubner Bezanilla y Juan Guzmán Cruchaga, poetas, hablaban de Eugenio Labarca, residente en París, que había publicado un articulo muy interesante sobre La Quintrala en el cual, además de realzar la personalidad de Catalina de los Ríos y Lisperguer, daba un certero cuadro descriptivo de los bailes, mazurcas, polcas, cuadrillas y lanceros de la época colonial.
Luis, Chela, ya esposa del festejado, y yo, escuchábamos la entretenida charla, mientras Pedro, mozo criado en casa de los Egaña, se multiplicaba pasando “corridas” de champaña a nuestro grupo.
Juan y Juan le pegaban al tinto. Pedro quiso dar un fondo musical a la conversación y colocó en la electrola una mazurca. Luis se sonrió, acababa de declarar su poco entusiasmo por el baile... sorpresivamente me encontré bailando con él, si bien no era la clásica mazurca, marcaba muy certero su ritmo en vueltas y compases.
Los compases coronaron nuestra improvisación. Al oírlos, Luis se sonrojó, pues pareció darse cuenta de lo que había hecho. Enojado se dirigió a la puerta y con un seco – buenas noches – abandonó la reunión.
Creado el 2015-12-22 10:36:12
A la Sección Visitación de Imprentas de la Biblioteca Nacional, llegó Manuel Rojas, Premio Nacional de Literatura y preguntó en su forma acostumbrada:
¿Y que tal, hijo del guarda-bosque?
Juvencio contestó: cómo siempre, ¿y usted Manuel, muy atareado?
¡Bien!. Un poco cansado.
Después de un rato de charla se despidieron. Un señor que llegaba de provincia interrogó:
¿Quién es? Me parece haber visto su retrato en la prensa.
Juvencio, ya dedicado nuevamente a su trabajo y amontonando libros distraído contestó: “Hijo de Ladrón”.
Creado el 2015-12-22 10:36:02
Un escritor de apellido Palomino, preparaba un libro sobre el Dante y su “Divina Comedia”. Por ese motivo, llegó a la oficina de don Emilio Vaisse (Omer Emeth), sacerdote de reconocido talento. Comentarista de “El Diario Ilustrado”.
Don Emilio asequible, abandonó sus ocupaciones para atender al visitante. Después de una cansada charla para que Vaisse diera su opinión sobre lo solicitado, éste, ganado por cansancio, dijo: “hay algo que no le puedo perdonar al Dante y es que su infierno, tan bien distribuido, no le diera un lugar de preferencia a la gente inoportuna”.
El señor Palomino muy honrado insertó en su libro la opinión de don Emilio.
Creado el 2015-12-22 10:35:52