"Busqué con ansias de náufrago el puerto donde se reunían los jóvenes poetas. Se llamaba Café Iris. ¡Iris, la mensajera de los dioses, aquella que une el cielo con la tierra, el complemento femenino de Hermes! ¡Y a mí me habían pegado en la frente un (H)ermitaño! Fue en ese café-templo donde encontré amigos, actores, poetas, titiriteros, músicos, bailarines. Entre ellos crecí, buscando también, de manera desesperada, la belleza. En esos años cuarenta, las drogas no estaban de moda. Nuestras conversaciones huracanadas por la fiebre creadora se expandían teniendo como eje una botella de vino, que apenas vaciada era reemplazada por otra. En la madrugada, hambrientos y borrachos, para quemar el alcohol, corríamos hacia el Parque Forestal. Frente a él, en un subsuelo estrecho, habitaba María Lefévre, una francesa de sesenta años, en concubinato con Nene, un joven de 18. La señora era pobre, pero mantenía siempre en su cocina una gran olla llena de sopa, caótico magma que contenía los restos de comida que le daban en el restaurante vecino a cambio de lecturas de cartas a los clientes. Mientras su amante roncaba desnudo, María, cubierta con una bata china, nos servía unos platos llenos donde sumergidos en el sabroso jugo podíamos encontrar pescado, albóndigas, verduras, cereales, fideos, queso, hígados de pollo, panza de res y tantas otras delicadezas. Luego, sobre el vientre de su amante, al que ni un cañonazo podía despertar, nos leía un Tarot dibujado por ella.
Este extraño contacto con las cartas fue decisivo: gracias a esa mujer, en mi corazón quedó para siempre unido el Tarot con la generosidad y el amor sin límites. Hasta hoy, han pasado ya sesenta años, siguiendo su ejemplo, siempre lo he leído gratis.
María Lefévre, cuando me sentía prisionero en la isla cultural que en ese entonces era mi país, me vaticinó: «Viajarás por el mundo entero, sin cesar, hasta el fin de tu vida. Pero entiende bien: cuando digo " mundo" me refiero a la totalidad del universo. Cuando digo "fin de tu vida", me refiero a tu presente encarnación. En realidad, bajo otras formas, vivirás tanto como ha de vivir el universo»".
La via del Tarot, Alejandro Jodorowsky, páginas 16-17 Editorial Grijalbo, Primera Edición, 2004. Disponible para Descargar.