No podía faltar María Lefebre.
María saltó de los libros a las calles, y su vida es la más apasionante novela de una mujer chilena en la bohemia. Invariablemente vestida de negro, me obligó a bautizarla “Generala de las viudas”. Inventó un naipe extraordinario, con el que “le vio la suerte” a tres campamentos de gitanos. Habiendo descubierto una casa desocupada, frente al Parque Forestal, decidió habitarla, audacia que ultimó en un dos por tres, convirtiéndola en refugio de todos los artistas nocherniegos de Santiago. Cuando apareció el dueño para tomar cuenta de este atropello, María, que no sospechaba quién era la visita, le desconcertó con esta bienvenida:
Tú debes ser artista provinciano, porque no te conozco. En todo caso, puedes quedarte con nosotros... ¡Estás en tu casa!...
Cuando no nos restaban dineros para movilizarnos y andábamos de amanecida, por Alameda abajo, María detenía a las carretas que traían verduras al Mercado Central y convencía a los aurigas somnolientos a que nos admitiesen encima de las hortalizas: ¡cuántas mañanas atravesamos Santiago sentados muellemente en fríos cojines verdes!.
Texto publicado en 25 Años de Bohemia Chilena, de Andrés Sabella.