Mirarte en fotografías… me hace volar, me hace pensar en toda tu vida, hasta en los ruidos que oías, mientras hacías las mil y una de cosas que más te apasionaba, la cual, una de ellas era escribir.
Ensoñadora, apasionada. Te dabas tiempo para todo y todos.
A veces, ni tú misma sabías cómo lo hacías. Siempre alegre, entregando un amor infinito, resolviendo desde la nada lo que hubiese que hacer.
Amante de la vida, desde ti misma, hasta tus hijos. Demasiado luchadora y emponderada, resuelta aunque pasaras por situaciones muy duras.
Nunca te has ido, sigues entregando tanto y haciendo de una vez por todas recalcar y relucir tu bella nobleza, entrega y amor por los demás.
Llegaste a mis manos, un día de enero del año 2012, entregándome toda tu sabiduría y conexión mágica y mística. No podía ser de otra forma.
Siempre hablando a través de mí, de tus naipes, a través de tu experiencia y sabiduría.
Cuántas veces te llamé, te pedí que me orientaras, que hablaras y me contaras sabiamente.
Enseñaste que la vida es un cuento, que nunca se pierde nada ni el más mínimo detalle al observar, las cosas que parecen ser más simples: ver volar una mariposa por ejemplo, hasta los cuestionamientos de la vida, de los cuales te llegaban siempre respuestas, enseñando que nunca se debe perder la intuición y que cada uno en su interior lleva un sabio, y que hay que saber oírse.
Creaste vida, energía, diste siempre luz y mucho amor. Dejaste tu legado infinito. Enseñaste con tus escritos que todo tiene su dosis de magia, que todos tenemos que contar algo importante.
Sacas de estructuras todo y hablando siempre con la verdad, sobre el pasado, presente y futuro con tu hermosa baraja de la suerte.
Te salías de lo estructurado, no te auto impedías ni permitías que nadie lo hiciera, nada te limitaba, ni tú misma.
Dabas el paso para llegar alto para que nada te frenara.
Te cuestionabas las cosas más allá de lo normal. Muy visionaria.
Enseñaste que lo que se cree no hay que abandonarlo, sino que desarrollarlo.
Cuando sentías las campanas de las iglesias, y los ruidos a lo lejos, desde tu casa, recordabas que había algo más que hacer. Escribir te llevaba a rumbos hermosos, inimaginables.
Hoy, desde tu casa en Barrio Lastarria te digo que tu legado ha llegado y llegará muy lejos.
Cerrando los ojos, aquí, me siento tomadita de tu mano, conversándome y contándome tantas historias y vivencias hermosas.
Llegaba mucha gente, siempre ayudando, respondiendo las inquietudes, tanto tuyas como de los demás.
Hoy, en la que era tu casa, hay un local llamado Le Fournil, aún se siente tu energía, y presencia latentes y de hecho, Solange, que trabaja en la cocina, me contó que ha sentido en ciertos lugares de acá abajo tu presencia, al igual que la de un hombre y un niño.
Son las 12:29, del día 07 de enero de 2016. Han pasado 114 años desde que naciste. Viviste todos tus sueños acá, logrando siempre con total alegría alcanzar tus metas.
Nunca sola, siempre acompañada y pese a necesitar cosas, nunca pedías u obligabas a que te dieran nada. Te gustaba que todo naciera y saliera con amor.
Viste nacer y crecer a muchos escritores, tarotistas, poetas, músicos, personas que hoy también te llevan con ellos, en su corazón y memoria.
Enamorada de la vida, misteriosa y atrayente.
Acá era un lugar de encuentro, donde la amistad y paz colmaba todos los rincones.
Guardas muchas cosas para ti en este lugar, tantas historias, todo un mundo muy contenedora, entregando amor y apoyo.
Barajo 7 veces tu naipe, en honor de los 7 planetas como tú decías, y corto en dirección a mi corazón, luego dispongo las 21 cartas para que todos reciban tu mensaje desde donde estás: Instas a amar a la familia, a no dejarse llevar por la impulsividad, a que todo conlleva a esforzarse, para resurgir en todo sentido.
La pasión lleva a la felicidad, al amor real, al compromiso, a nunca perder este foco, este fin, esta unión en todos los ámbitos de la vida.
Me pides que deje solito tu naipe un ratito contigo acá y lo haré.