Monseñor Carlos Casanueva, Rector de la Universidad Católica, era un “hincha” de Salvador Allende.
En la inauguración del hospital de ese plantel, dijo emocionado al finalizar, su discurso de apertura: “Gracias a Dios y al Doctor Salvador Allende, se inaugura este hospital”. La historia fue la siguiente:
En 1939, bajo la presidencia del recordado mandatario Pedro Aguirre Cerda, Monseñor Casanueva, llamado cariñosamente “don Carlitos”, llegó hasta la oficina del Ministro de Salud, don Salvador Allende Gossen, y luego de un cordial saludo, explicó el motivo de su visita:
- Quería hablarle, Ministro, de nuestro hospital. Están los trabajos muy adelantados... pero falta plata, Ministro, ¡falta plata!.
Y luego de un hondo suspiro prosiguió:
- Hay que pensar en la ayuda que recibirán tantos menesterosos, usted lo comprende mejor que nadie, Ministro, por eso recurro a su benevolencia, con 20 millones, me parece, saldríamos del paso. Confío en Dios y en usted ¿podría dármelos?.
Salvador contestó con un seco no, que desconcertó a Don Carlos, a pesar de lo cual éste continuó con tenacidad:
- La necesidad de ese Hospital me hace insistir, 20 millones es poco para el bien que podemos realizar. ¿No piensa usted lo mismo, Ministro?,
Allende sonrió con picardía, respondiendo:
Claro que es poco don Carlitos; le daré 30 millones. Con eso saldrá airoso de sus dificultades.
El Ministro cumplió su palabra.