Carlos Barella, me relató que cuando niño en Valparaíso, fue alumno de Mr. Stockins en su colegio del Cerro Alegre, de ese puerto. Mr. Stockins explicaba un problema en clase de aritmética.
Era un día pleno de primavera: Carlos miró pasar una golondrina; desde su banco, sus ojos soñadores la siguieron con tristeza.
“¡Qué lástima! - pensó - no poder ver donde anidan”.
El maestro, notando la distracción de su alumno lo interrogó:
Dígame Barella ¿Cuántas veces cabe cuatro en cuarenta?
Carlos contestó rápidamente, feliz por lo elemental de la pregunta:
¡Diez golondrinas!, señor...