En una sesión acaloradísima del antiguo sindicato de escritores que fundara Pablo de Rokha, y que hoy es Asociación de Escritores, Irma Astorga, la audaz poetiza (“La muerte desnuda”, “Tríptico”, y “Ceniza quebrada”), había sostenido un duelo verbal, a propósito de otra colega, con Mila Oyarzún, la delicada y fina poetisa, de “Las Espigas del viento”, “Cartas a una sombra”, “Estancias de soledad”, etc.
En un momento determinado, los ánimos se acaloraron, y Mila, molesta por la habilidad de Irma, para ganar su batalla en la asamblea, dijo, aludiendo a la infancia campesina de su contendora, - No hay duda que el pueblo, y particularmente la gente de campo, tiene una cazurrería y una maña extraordinaria para abrirse camino, tenga razón o no.
Irma, rápida cogió el guante replicando:
¡ No hay duda ¡ ¡Si no acuérdense de los Pincheirai!
Mila, que tiene un gran sentido del humor, sonrió, porque uno de sus apellidos es precisamente Pincheira.