Apremiado por su angustiosa situación económica, Pacha solicitó mi cooperación: hablar con algunos amigos para que mandaran hacer sus retratos al óleo, por la modesta suma de doscientos pesos, casi de cuerpo entero.
Regatearon la suma, achicaron el porte y la cosa resultó; $100, medio cuerpo; $50 de pie y $50 al retirar el cuadro. Las sesiones serían en mi residencia, de cuatro a ocho todos los días. Pacha reunió la fabulosa cantidad de $10.000 al contado. Para los últimos toques, las telas fueron trasladadas por él a su taller.
Pero los días pasaron y Pacha desapareció como por encanto.